domingo, 18 de mayo de 2008

Tres poemas inéditos de Carlos Barbarito



1

Podría decir esto fue todo...

Podría decir esto fue todo;
qué fácil sería entonces para el fuego,
ardería desde la carne hasta los huesos,
qué fácil sería para el hielo,
helaría hasta la mínima sombra,
el más fugaz de los reflejos.
Podría olvidar ni nombre,
perder la memoria, quitarme las ropas,
cambiar el idioma por el aullido,
dejar que el viento me arrastrara
hasta el fondo más oscuro;
qué difícil sería entonces para el árbol
sostenerse sin raíces,
qué difícil para el deseo
desear sólo la niebla, el humo, las cenizas.


2

6 de febrero de 2007)

¿Puedo decir yo sin perderme, ser fantasma,
sin plantar un abismo de lengua oscura,
sin espantar al árbol de los frutos como rayos,
respirado todo el éter, sellado el artificio,
sangrada la música y roído por el sol el colmillo?
¿Puedo decir yo, ahora, mañana,
ante tormentas y senos, oxidados edictos,
la sombra que simula ser carne,
un dios siempre singular, tan virgen como hambriento?




3

¿ Por qué la aguja en lugar del abrazo..?


¿ Por qué la aguja en lugar del abrazo,
en qué círculo de qué infierno
residen el imposible desnudo,
la imposible dulzura? ¿ Por qué
nunca el rastro del caracol sobre el vidrio,
el retorno del olvidado instrumento,
otra casa para la infancia,
el vuelo del colibrí antes de la noche?
¿ Hacia dónde la imploración,
la analogía, el cansancio,
lo que sentí puro, libre, a salvo?
¿ Nací yo de un vientre,
como todos? ¿Cómo llegué a él
si yo siempre carecí de piernas
y adelante la dilatada selva?
Entonces, ¿ quién me llamó como me llamo
y, al hacerlo, me lanzó
a la tierra pelada, el fruto sin fibra
en la boca? ¿ Quién
me dijo éste es el sol,
ésta la luna, ésas las estrellas
y ésta, hijo, el agua que sacia
y todo, todo lo ocupa ?

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