lunes, 26 de mayo de 2008

Rolando Revagliatti

Pero también


Las hermosísimas
pero también los hermosísimos
me anonadan
pero también & aunque parezca lo mismo
me apabullan
con su hermosura

casi como reverso del horror:
no sólo fascinación desacomodante:
otro horror.


*


Humano


¿En el mismo río
cuántas veces me ahogué?

He sido en eso de ahogarme
tan estandar

Y lo he sido en eso
de ser mi propio río
no sé cuantas veces
ahogándome.


*


A, para & ante


Los jóvenes extorsionando
a los viejos

Entre sí refractando los jóvenes
cinismo e insidia para
los viejos

Licuándose los jóvenes
diluyéndose ante los
viejos.


*


Qué interesante


Algo te incluye
algo me incluye

Algo incluye todo lo que hay
y todo lo que no hay
(entendiendo que incluye lo que podría no
[haber)

Te incluye porque vas a morir
me incluye porque no he nacido
(entendiendo que incluye que yo
podría
no nacer).

Susana Szwarc

Horas

Esa niña flaca, decimal con su flor
roja al ladito del borde: mira claramente al que
levanta la pala
un pie va a hundirse –con la pala –en el montón de barro.
Es la hora del entierro y la flor
por arte de magia será libro.
La niña –que no sabe-
lee “sobre el dolor inmensurable
los nietos no nacidos”.

Nos distraemos por el sonido de un saxo
que comienza a trepar –metálico –
hacia atrás y salen más niñitas de los ranchos.
Es la hora del pedido:
ejendú ché, omé é ché un pedacito de pan
-golpean, esos niños, sin padres
-otra vez, piden pan
-¿no les dan?

Ordenemos la historia ¿Evita había muerto?
¿Perón había caído? ¿Su estatua destruída en
la placita Sarmiento? ¿Yo tenía el sarampión?
¿Cantaba Ramona Galarza? ¿Tu perro
aquella noche era un lobizón? ¡Oh!, sí, tal vez tu perro
aquella noche, era. Lame la sal del cuerpo y
las tan estrellas caen, por mí.
El lobizón desvanece de cercanía. Apenas
alcanzamos los breteles. Maldito gallo, que se
calle. Y que nadie sepa nunca.

Otra hora: tu siesta, los mosquiteros hacen
marchas hexagonales sobre mi morena
piel más vieja que el sulki
verás la polvareda y en ella el surco
¿dónde aún me harías caer?
(la longitud del muro hace a la partida
de los perros)
Recordemos: la niñita –la de la flor roja-
detenida como en un recital infinito y el saxo:
único movimiento acompañado por el taburete
donde una madre oye:
-¿quién no ha leído a Nietzche a los 17 años?
dirá él, ágil sus dedos arman cigarrillos
sus ojos alucinan patios y potras.
Dirá, es la hora de jugar: serás Yocasta
y juegan al día más perfecto de la historia.
Guardan azúcares aceites en el jarrón de lo indecible
jueban a encontrar los fierros para disparar: a los gatos
las alarmas al hueco del jarrón y a sacar al muerto
de su torpeza: su obstinación de muerto.
Arrancan flores hasta la niña decimal
jadean:
ningún patio es completo
ni siquiera el de la madre.

Recordemos: el saxo, las horas,
la niña que dice es la hora
y vuelve a leer.

Phillis Wheatley

África

Traducción del inglés: Liliana Alemán


Primera poeta negra publicada en América Sus poemas publicados antes de la Guerra de la Revolución (the Revolutionary War) han sido reconocidos en el mundo de habla inglesa. En el año 1761, ella tendría siete años cuando fue vendida como esclava a Mr. John Wheatley, un ciudadano de Boston. Poco tiempo después, dio señales de una inteligencia poco común, hecho que llevó a una de las hijas de Mr. Wheatley a enseñarle a leer y escribir.


DE ÁFRICA A AMÉRICA


La misericordia me enseñaría a comprender,
un Dios, también un salvador;
aunque antes no sabía de redención,
ni la buscaba.
Algunos miran esta raza con desprecio:
“su color es tintura diabólica”.
Recordar, no basta con ser refinados
y seguir un tren de ángeles,
hombres parecidos a Caín.


ON BEING BROUGHT FROM AFRICA TO AMERICA

T was mercy brought me from my pagan land,
Taught my benighted soul to understand
That there’s a God –that there’s a Saviour too;
Once I redemption neither sought nor knew.
Some view our sable race with scornful eye—
“Their color is diabolic dye”.
Remember, Christans, Negroes black as Cain
May be refined, and join the angelic train.