martes, 10 de junio de 2008
Graciela Bucci
Hoy, el viento
hoy vinieron los deseos abrazados a la imagen
sospeché la desnudez inmóvil de las palabras
el goce insinuando perfiles sobre el viejo muro de mi cuarto
hoy el cuerpo es una ovación hecha de temblores
hay una memoria en la boca vacía
hay tatuajes secretos en la piel creada para complacer
hay manos que danzan para abrazar la sombra
y plegarias elevadas a nadie y un abismo de gritos detrás de la garganta
hoy todo es una lenta caída dentro de mí
me dejo ser río
domador de cauces
libero brasas sobre la piel del agua
el viento ya está listo
cruzará el gemido y el misterio
hoy
no encontrará cenizas.
Ese paralelismo de la vida
hay tantas cosas tuyas que extravío
la primera mirada en las mañanas
las frases compartidas en las noches insomnes
la lectura de un libro tomados de la mano
la simple saciedad de un día entero
a cambio
nos es dada
esta forma de vida
la furia de la carne que sabe de relojes
el desorden de los ratos furtivos
las garras que van creciendo tan de a poco
hasta empujarnos a la garganta misma
de una calle cualquiera que nos traga
en escasos minutos
y a pesar de todo
estamos listos para seguir viviendo.
Graciela Bucci
hoy vinieron los deseos abrazados a la imagen
sospeché la desnudez inmóvil de las palabras
el goce insinuando perfiles sobre el viejo muro de mi cuarto
hoy el cuerpo es una ovación hecha de temblores
hay una memoria en la boca vacía
hay tatuajes secretos en la piel creada para complacer
hay manos que danzan para abrazar la sombra
y plegarias elevadas a nadie y un abismo de gritos detrás de la garganta
hoy todo es una lenta caída dentro de mí
me dejo ser río
domador de cauces
libero brasas sobre la piel del agua
el viento ya está listo
cruzará el gemido y el misterio
hoy
no encontrará cenizas.
Ese paralelismo de la vida
hay tantas cosas tuyas que extravío
la primera mirada en las mañanas
las frases compartidas en las noches insomnes
la lectura de un libro tomados de la mano
la simple saciedad de un día entero
a cambio
nos es dada
esta forma de vida
la furia de la carne que sabe de relojes
el desorden de los ratos furtivos
las garras que van creciendo tan de a poco
hasta empujarnos a la garganta misma
de una calle cualquiera que nos traga
en escasos minutos
y a pesar de todo
estamos listos para seguir viviendo.
Graciela Bucci
lunes, 9 de junio de 2008
Stella Maris Taboro
I
Breve sueño y
muchos andares.
Jirones hilachentos,
láminas de mi niñez,
con mil lucecitas de hadas
y esa estrella de navidad
con ilusiones cargadas
de inocencia clara.
II
Breves ensueños
me asaltaron
y presa fui
de mil deseos acunados.
Anduve con ellos
en senderos desafiantes
hasta abrirme en versos,
sol en el horizonte virgen,
flor que besó el rocío,
estrella que talló
huellas en mis manos.
III
Breves amaneceres
abrigué bendiciendo,
la luz de mis ojos,
el canto de mi voz,
mi amor salpicando,
las horas recorridas
sosteniendo pétalos
sin sentir las espìnas.
Breve sueño y
muchos andares.
Jirones hilachentos,
láminas de mi niñez,
con mil lucecitas de hadas
y esa estrella de navidad
con ilusiones cargadas
de inocencia clara.
II
Breves ensueños
me asaltaron
y presa fui
de mil deseos acunados.
Anduve con ellos
en senderos desafiantes
hasta abrirme en versos,
sol en el horizonte virgen,
flor que besó el rocío,
estrella que talló
huellas en mis manos.
III
Breves amaneceres
abrigué bendiciendo,
la luz de mis ojos,
el canto de mi voz,
mi amor salpicando,
las horas recorridas
sosteniendo pétalos
sin sentir las espìnas.
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