martes, 24 de febrero de 2009

José López Gómez

MUJER
A Nilda Dora Garcia.



Mujer
Desde el remoto confín de los ancestros
la España de los dos fue como un sino :
Mientras una mandaba concebirte
la otra alumbraría mi destino.

Mujer
entraste en mis registros amorosos
Venus tardía de mi vida marginada.
Fuiste senda, calle y camino;
Ruta excluyente de mi propia encrucijada.

Mujer
Yo sólo sabía de amores contrariados
de falsos amores y amores vanos.
De la carne esclavos, los amores aquellos
Eran carne y miel y eran paganos.

Mujer
Por esas ironías de la vida
nuestro amor fue lumbre en el pecado.
Cara y cruz la redención llegó
porque el amor pudo romper con el candado.

Mujer
yo te hice mujer-¡que duda cabe!-,
cuando el hombre primero no fue espíritu ni carne.
Y supimos de pasiones y nirvanas
más allá de la muerte y de la sangre.

Mujer
Caminé los caminos de tu cuerpo;
supe de tus borrascas y tu calma;
custodio de tu parto erótico
Alfa y Omega de las aristas de tu alma.

Mujer
así tuvimos las montañas y los bosques
y también los Ríos y los mares.
Y en un quasar de luz embarazado
El Aleph de todos los lugares.

Mujer
Pero algo se quebró un día( y dicen
que un hada del mal fue la culpable).
Y desde entonces el amor guarda silencio
a pesar de que Dios quiere que hable.
¿Está herido de muerte?
No se sabe.
¿Olvidó las palabras que lo honran?
No se sabe.
¿Renunció a los besos de la piel?
No se sabe.
¿Reniega del azul de los orgasmos?
No se sabe. No se sabe.

Desde entonces mujer,
dicen que el amor navega a la deriva
de los sueños- que de sueños saben-;
dicen también que el amor viaja herido
del orgullo preso y en sus propias naves.
Que el corazón sabe su secreto
Porque lo tiene bajo siete llaves.




Del libro “Poemas de Amor en Capricornio”

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