martes, 24 de febrero de 2009

Gustavo Tisocco

LA MUJER

La mujer del presidente hoy hará una donación:
se quitara su zorro y entre adoquines lo dejará marchar.

La mujer del embajador hoy hará un acto de caridad:
se despojará de sus diamantes para que vayan de nuevo al carbón.

La mujer del obispo hoy hará una promesa:
se quitará las enaguas de seda para despedir el pecado.

La mujer del soberano hará de cuenta que existe la fe:
se despojará de su zapato de cristal para hundirse en el barro.

La mujer del barrio humilde creerá que existe Dios,
se vestirá de piel, brillarán estrellas en sus manos,
transpirará su sensualidad marchita
y será cuento de hadas solo por hoy.

2 comentarios:

Elisabet Cincotta dijo...

Leer este poema es oír tu voz diciéndolo, más allá de eso hay profundidad y la esperanza de la mujer que amanece entre cuentas sin resolver y ollas casi vacías.

Gracias Gus por recomendarme la lectura de este blog.

besos
Elisabet

Analía Pascaner dijo...

Muchas gracias por tu precioso poema, querido Gustavo.
Un abrazo y mi cariño y siempre mi admiración y respeto hacia el poeta y ser humano.
Analía